Se dice que tendemos a hacer suposiciones sobre cualquier cosa, pero que los problemas surgen cuando creemos que lo que suponemos es cierto. Si profundizamos un poco más, podríamos definir a la suposición como la consideración de que una cosa es probable sin estar completamente seguros de ella, pero confiamos en que así será.
En cualquier caso, la realización de cualquier actividad basada en suposiciones erróneas, da lugar a fallas de menor o mayor magnitud si no es que al fracaso. En la industria encontramos casos de suposiciones erróneas y sus consecuencias cuando las responsabilidades no se cumplen a cabalidad.
En la industria de la construcción, por ejemplo, el proceso para la fabricación de blocks de concreto requiere de diversos muestreos y reportes de laboratorio (pesados, sólidos, pulverización, magnesio, cadmio, etcétera) del material calcáreo a pulverizar que será llevado a un inyector y posteriormente a un alto horno para su tostación.
Pero el personal avalado muy pronto puede echar a perder la producción con la simple suposición de que una sola muestra es suficiente y tomar los reportes del turno anterior como propios, omitiendo varios pasos en el proceso de mezclado, resultando en bloques no uniformes que no cumplen con el estándar de calidad.
DINÁMICA DE LOS TRABAJOS
En otro tipo de actividad como la detección de fallas en tubos de acero, la dinámica de los trabajos hace que si llaman a un técnico –que tiene a su cargo cierto número de kilómetros de tubería- para otro trabajo, el que llega en su lugar puede suponer muchas cosas e incluso intentar acelerar los trabajos.
Para empezar, el equipo electrónico de detección de fallas se deja calibrado para el espesor del tubo de acero que se está revisando, sin embargo, el técnico suplente puede suponer que cambiando la calibración del equipo -dándole mayor amplitud de onda- detectará las fallas en el acero con mayor precisión cuando en realidad no es el correlato del tubo físicamente.
Al paso de las semanas si se siguen manejando esos datos, el reporte ejecutivo puede concluir que, dado que el tubo tiene demasiadas fallas, se debe remplazar por completo; pero como estamos hablando de kilómetros, lo más conveniente es llamar al técnico inicial para conocer su versión, quien puede concluir que sólo hay fallas en un tramo de medio metro.
En tal situación de confusión, ninguno de los dos técnicos es confiable para la gerencia y debe decidir mandar a cortar el tubo para corroborar quién tiene la razón (y regularmente corresponde al técnico inicial).
Por todo ello, es importante que en la dinámica de los trabajos que se llevan a cabo en la industria, el personal que está al frente tenga la responsabilidad y visión total de lo que se está haciendo. Quiere decir que el que tiene a su cargo mandos medios y los mueve debe estar enterado de hasta dónde cortó su actividad y darle seguimiento.
En la industria textil, si queremos cortar 500 modelos para confeccionar camisas (mangas, frentes, espaldas), la máquina cortadora se debe calibrar para determinado volumen y calidad de tela (0.3 milímetros de espesor).
Pero si después pretendemos cortar tela para chamarras –de cuatro milímetros de espesor–, el trabajador puede suponer que, al ser la misma talla, no necesita cambiar la cuchilla y calibración de velocidad y “truena” la máquina cortadora del taller.
Como hemos visto, las suposiciones erróneas se dan en todas las industrias, tanto pequeñas como grandes, por la falta de una visión general por parte de los responsables; un rasgo que no se debería dejar pasar si queremos ser eficientes. –IC/VP.
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