¿Alguna vez se ha imaginado lo que le puede suceder a la instalación de su centro de trabajo? ¿Se ha dado cuenta con qué frecuencia los periódicos y noticieros publican desastres por incendios en instalaciones industriales? Pues bien, allí radica la importancia de realizar un Estudio de Riesgo de Incendio (ERI).
La Norma Oficial Mexicana (NOM) 002 de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) “Condiciones de seguridad - Prevención y protección contra incendios en los centros de trabajo” del 2010, incluye el procedimiento para la clasificación del riesgo de incendio y solamente prevé dos clases: riesgo ordinario y riesgo alto.
Las medidas de control, por supuesto, son más estrictas para las instalaciones donde el riesgo es alto. Así tenemos que, los centros de trabajo clasificados con riesgo de incendio ordinario deben contar con:
1. Medios de detección y
2. Equipos contra incendio.
Mientras que los centros laborales clasificados con riesgo de incendio alto deben disponer además de:
3. Sistemas fijos de protección contra incendio y
4. Alarmas de incendio.
Todos ellos acordes con la clase de fuego que pueda presentarse.
En una instalación petrolera, por ejemplo, donde el riesgo de incendio es alto se deben tener hidrantes, mangueras, un tanque con agua o una cisterna, y una bomba que mantenga la presión del agua a mil o dos mil galones por minuto.
El suministro de agua debe ser suficiente para durar hasta cuatro horas o hasta que lleguen los bomberos a controlar el incendio. Por lo general, el agua no se utiliza propiamente para combatir el fuego sino para mantener frescos los alrededores o el material almacenado –que puede ser incluso combustible- y así evitar el efecto dominó, que significa que los módulos se vayan prendiendo subsecuentemente.
Debemos recordar que este tipo de instalaciones frecuentemente se encuentran fuera de la ciudad y deben ser capaces de controlar al menos el conato de incendio con los propios medios para mantener la instalación y a sus trabajadores a salvo.
DÓNDE Y CÓMO
Una evaluación de riesgo de incendio debe realizarse siempre en instalaciones industriales o de almacenamiento (donde el embalaje normalmente es madera y cartón). Se debe imaginar todo lo que le pueda suceder a una instalación o edificio y se debe imaginar en función del tamaño.
Por ejemplo, una bodega de venta al mayoreo o un centro de distribución de mercancías, por cuestiones de seguridad y de afianzadoras deben de tener equipos automáticos de extinción de incendios, detectores, alarmas y aspersores. El detector puede ser de gas, de calor o temperatura, o de humo, de tal manera que si se llega a activar la alarma, inmediatamente entren en función los aspersores.
En la práctica este sistema puede llegar a tener un perjuicio. Y es que si se activa una alarma –por la razón que sea-, el sistema de aspersores moja la mercancía y ésta ya no sirve para su venta, lo que puede significar pérdidas cuantiosas si “los daños a la mercancía por agua” no están incluidos dentro del seguro. Como vemos, si bien no quedan daños a la instalación ni a sus trabajadores, sí puede quedar un daño económico.
¿ESTUDIO, EVALUACIÓN O ANÁLISIS?
Debemos aclarar en este punto que cada empresa de consultoría le puede llamar de diferente forma: Estudio, evaluación o análisis de riesgo de incendio, pero a final de cuentas es un documento donde se demuestra que se revisó centímetro a centímetro una instalación o inmueble y se determina dónde puede haber un incendio.
Por lo general, se debe revisar la instalación eléctrica porque por ahí empiezan los incendios: por un cortocircuito.
Veamos, para que se dé un incendio se necesitan tres elementos: un material combustible (madera, cartón, gasolina), un comburente (por lo general el oxígeno que está en el aire), y finalmente una fuente de calor (una chispa, un material que se quema); éste es el inicio o conato de incendio. Cuando el problema se extiende la siguiente fase es una reacción en cadena.
Para combatir un incendio se debe atacar uno de los tres elementos. Si se elimina el material combustible, el fuego automáticamente se apaga. Por ejemplo, si se está quemando madera con echarle agua se extingue. El problema es que hay otros combustibles de muy rápida reacción y otros que son más lentos pero duraderos y por lo tanto más difíciles de combatir.
Para eliminar el comburente por lo general se utilizan espumas o un sofocante. Por ejemplo, si una persona se está quemando lo que se debe hacer –y lo vemos en el cine y la televisión- es utilizar una manta o chamarra para sofocar el fuego al quitar el oxígeno.
Por lo general, una fuente de calor una vez iniciado el incendio ya no cuenta porque el fuego ya se extendió.
EVALUACIÓN DEL RIESGO
Como mencionamos, el estudio o análisis de riesgo evalúa la probabilidad de que haya un incendio. Si vemos los tres elementos quiere decir que hay riesgo, es decir, la probabilidad de que suceda.
Si tenemos estopa, gasolina y una instalación eléctrica en mal estado, automáticamente tenemos un riesgo alto. Y el riesgo es mayor en una instalación antigua que en una nueva, en una instalación que no se le da mantenimiento que en otra que sí, o en una que es muy grande para poder controlar.
Después del análisis de riesgo se emiten una serie de recomendaciones que incluye, entre otras cosas, el número de extintores, la capacidad y el tipo de hidrantes y dónde deben estar colocados.
Los hidrantes generalmente se deben colocar en los extremos de la instalación con una manguera lo suficientemente larga para llegar al punto más lejano, por lo general entre 20 y 40 metros para tener la posibilidad de desplazarse. El diseño de los sistemas contra incendio se basa justamente en las distancias.
Finalmente, se deben colocar físicamente los iconos, así como en un plano o croquis, los puntos donde se ubican los extintores, hidrantes, botiquín, rutas de evacuación y las flechas que indican los puntos de reunión que es hacia donde se deben dirigir los trabajadores en caso de algún siniestro, pues, final de cuentas, el objetivo de un análisis de riesgo es mantener la integridad física de los trabajadores y de las instalaciones que usan. –PAT/VPR
Grupo SEG desarrolla Estudios de Riesgo de Incendio (ERI) para todo tipo de instalaciones en la República Mexicana, conforme a las normas oficiales mexicanas (STPS) e internacionales (Códigos NFPA), incluyendo modelos de Análisis de Consecuencias SCRI-FUEGO. Solicite un presupuesto de servicio a gruposegvh@gmail.com
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